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Según un estudio sobre la cobertura mediática de feminicidios de la periodista Patricia Cusicanqui, nueve de cada diez reportes televisivos “explotan” el morbo y la espectacularización de los crímenes contra mujeres.

Una cifra similar apunta a que las televisoras contribuyen con la revictimización de las mujeres que sufren violencia y sus familias.

En la mayoría de los casos siguiendo el “modus operandi” de la red Bolivisión con un caso en Trinidad: publican fotografías no autorizadas por los familiares, realizan filmaciones desde los salones velatorios o sus viviendas, revelando su ubicación.

El  Código Nacional de Ética Periodística indica que los medios de comunicación y todos los trabajadores de la información nunca deben “acudir al sensacionalismo ni exhibir en ningún medio periodístico imágenes de cadáveres, de heridos graves o de personas en situaciones extremas». Menos aún desde una perspectiva «morbosa y reiterativa”.